Antonio Gandano

MAESTRO CHOCERO

Arcos de la Frontera

Antonio Gandano, maestro chocero. En apenas unas palabras gravita todo lo que de verdad importaría decir, porque Antonio Gandano (Arcos de la Frontera) es cultura viva, de esos pocos que logran concentrar en su persona las tres estancias del tiempo: pasado, presente y futuro. La caña ancestral continúa y continuará siendo una realidad viva gracias a Antonio.

Las chozas y cubiertas de caña de Antonio le corrían ya por la sangre desde el mismo momento en que llegó a este mundo. Su padre había nacido y vivido en una choza. De él recibió la admiración y el respeto por el campo, como a él le gusta llamarlo. De ahí viene todo, del conocimiento de la naturaleza y sus maneras. Luego, el azar confirmó un destino en un paseo por la playa, allá por 1989, cuando, de manera espontánea, decide acercarse a unos hombres que levantaban una choza de caña no demasiado lejos de la orilla. Y como si fuera parte de un plan –desconocido, por supuesto- Antonio se pone a ayudarlos, y al día siguiente también. Desde entonces hasta ahora, una carrera ininterrumpida de aprendizaje primero, de maestría después, que ha llevado a Antonio Gandano y su obra a convertirse en un referente internacional, en una institución siempre activa.

«Yo pensaba que era maestro chocero y ahora resulta que soy bio-constructor», espeta Antonio irónico. Solo alguien con las manos callosas puede advertir así la ridícula paradoja. Nuestro maestro chocero sabe de sostenibilidad desde mucho antes incluso de que algún burócrata patrio la importara del inglés. Todo lo que Antonio Gandano construye proviene -incluso cuando innova y se convierte en vanguardia- de un conocimiento ancestral de la naturaleza, su observación, su imitación, y ahí solo podemos encontrar armonía, equilibrio; pues eso, sostenibilidad.

El pasado septiembre, Antonio Gandano ha recibido uno de los reconocimientos que más ilusión le han hecho en su ya dilatada carrera: el Premio de las Artes de la Construcción, auspiciado por el filántropo norteamericano Richard H. Driehaus, un honor que le contenta enormemente, no solo por lo que a él le toca, sino porque, además, el jurado le ha otorgado la Beca Donald Gray de las Artes de la Construcción que le permitirá continuar con otra de sus pasiones, la docencia, formando aprendices que continúen una cultura, un oficio, una forma de vida. La cultura y las gentes del sur debemos estar muy orgullosos de tener a personas como Antonio Gandano por paisano. Gracias a él mismo, Antonio Gandano no será el último maestro chocero, pero sí uno irrepetible.

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